En abril de 2025, España sufrió una gran catástrofe: un gran apagón que acabó con muchas ciudades e incomodó a la población y a las empresas en general. De repente, barrios enteros se apagaron, los trenes dejaron de funcionar e internet se ralentizó. Y como ahora todos dependemos tanto de la electricidad, estaba claro que teníamos que analizar cómo ocurrió, qué lo causó y qué planea hacer España ahora para asegurarse de que no vuelva a ocurrir.
Todo empezó cuando, en cuestión de segundos, España perdió cerca del 60% de la energía de la red eléctrica. Gran parte de la energía procede de fuentes renovables: eólica y solar, que están bien porque son ecológicas, pero tienen un inconveniente. A diferencia de las centrales convencionales , no pueden reaccionar rápidamente ante fluctuaciones repentinas, lo que ha complicado mucho las cosas en estos momentos.
Además, los españoles no tienen una conexión muy fuerte a la red europea, por lo que no podían «comprar» rápidamente electricidad a sus vecinos, lo que les habría salvado. Está claro que esta combinación de cosas no era ideal y ponía de manifiesto la necesidad de mejorar la estabilidad y la interconexión en el futuro.
Las repercusiones han sido bastante importantes. En Madrid, Barcelona y otras grandes ciudades , el transporte dejó de funcionar: el metro, los trenes, todo se quedó parado. Sin electricidad, ni siquiera funcionaban los teléfonos móviles o Internet, por lo que la gente tenía dificultades para comunicarse. En los hospitales, tuvieron que conectar rápidamente la electricidad de reserva, lo que no es cómodo. Las empresas tuvieron que parar la producción, lo que supuso pérdidas económicas. Afortunadamente, el apagón no duró mucho, pero nos demostró lo dependientes que somos ahora de la electricidad.
Tras esta debacle, las autoridades españolas y las empresas energéticas se han puesto manos a la obra para modernizarse. Están planificando una tecnología inteligente que pueda reaccionar con rapidez y, lo que es más importante, quieren mejores conexiones a la red europea para poder «tomar prestada» o «añadir» electricidad de los vecinos en tiempos de crisis. Además, no olvidan las fuentes convencionales, como las centrales de gas, que ayudarán a estabilizar la red cuando sea necesario.
El profesor Juan Pérez, de la Universidad de Madrid, lo resume claramente: «Las renovables son el futuro, pero sin tecnología que garantice la estabilidad, simplemente no se puede». Esto describe con precisión cómo tenemos que conciliar la ecología con la realidad para que la red funcione de forma fiable.
¿Cuál es el resumen? El apagón nos demostró que no podemos hacerlo sin una infraestructura adecuada y planes de respaldo, aunque queramos ser respetuosos con el medio ambiente. Ahora España tiene que ponerse al día para no volver a vivir algo así.