━━
( Fuente: Nicole Piepgras / Shutterstock )
¿Te imaginas cómo sería fingir tu propio funeral? ¿Lo harías? Me pregunto qué razón tendría que tener una persona para hacer algo así. Sabes quién se hizo declarar muerto cuando estaba sano y no había indicios de que fuera a morir. Era un hombre que venía de circunstancias pobres. Trabajaba como jornalero agrícola desde los ocho años y nunca terminó la escuela. Luego lo dejó y su sueño era montar su propio negocio.
Este es Timothy Dexter. Su sueño estaba fuera de su alcance. Porque no tenía dinero. Así que decidió vender su traje por ocho dólares y veinte centavos. Con el dinero, se mudó a Newburyport y en un año, tenía tierras y se casó. Conoció a la viuda de uno de sus antiguos socios. Su marido tenía un próspero negocio de artículos de cuero y le dejó un gran patrimonio. Dexter se casó con ella a pesar de que tenía cuatro hijos.
Juntos se mudaron a la finca de ella en Boston y él montó su negocio. Trabajó duro y ahorró varios miles de dólares. No era feliz. Sus vecinos eran más ricos. Por ello, solicitó oportunidades de inversión a personalidades destacadas de Boston. Le vieron como un tonto del campo y le convencieron para que lo invirtiera todo en los billetes de dólar continental recién emitidos.
Creían que no tenían valor. Durante un tiempo lo fueron, pero luego, al final de la guerra, el Congreso accedió y el valor de la moneda se disparó. Y Dexter se convirtió en un hombre muy rico. Algunos pensaban que tenía suerte, otros que era muy inteligente. Incluso cuando era rico, no era feliz. Todavía quería el respeto de sus pares.
Un hombre que no tenía nada se convirtió en un hombre seguro de sí mismo que creía que podía hacer frente a cualquier tarea, así que decidió escribir un libro. Lo tituló «Un pepino para los que saben». Era básicamente un caos. No había signos de puntuación en el libro. ¿De qué trataba? Religión y espiritualidad. Pero también tocó la política. Y su vida personal. Incluía quejas sobre su mujer. Los críticos también criticaron la extraña ortografía del autor.
Su respuesta fue sorprendente. Publicó una segunda edición, añadiendo una página llena de signos de puntuación. Es extraño que este libro ganara popularidad. Muy posiblemente se debió a lo disparatado que era. Como resultado, tuvo varias reimpresiones. Tal vez también fue porque nadie tenía que comprar el libro. Dexter lo regalaba.
Dexter era una persona muy especial que nunca se conformaba con nada. Incluso una vez fingió su propia muerte. La razón era simple. Quería ver por sí mismo quién lloraría su muerte. Quería ver quién vendría a honrar su memoria. Se presentaron tres mil personas. Los observó a todos desde un lugar oculto. Le pareció que su mujer no mostraba el dolor dramático que él esperaba. Así que supuestamente la llevó a la cocina y la golpeó.
Dexter murió poco después de su funeral, el 26 de octubre de 1806, a la edad de 59 años. ¿Fue un tonto que tuvo suerte o, al final, un astuto hombre de negocios que conocía su negocio? Nadie lo sabe con certeza. Pero fue un hombre que siguió su sueño a pesar de un comienzo difícil en la vida. Por desgracia, no alcanzó su mayor notoriedad hasta después de su muerte. ¿Estaría contento o decepcionado de cómo le recuerda la gente? Quién sabe.
