En España, la familia desempeña un papel fundamental en la educación de los hijos. El énfasis en los lazos familiares, el respeto a la autoridad y pasar tiempo juntos conforman un enfoque único de la crianza que difiere del de otras culturas.
En la cultura española, la familia se considera el aspecto más importante de la vida. Pasar tiempo juntos, el apoyo mutuo y los estrechos lazos familiares son la base de su modo de vida. Durante las crisis económicas, muchos españoles confían en la familia como principal fuente de apoyo.
Los abuelos desempeñan un papel importante en la vida cotidiana de los niños. Dada su carga de trabajo, a menudo ayudan en el cuidado de los niños, recogiéndolos del colegio y preparándoles la comida. Esta cooperación multigeneracional refuerza los lazos familiares y transmite valores tradicionales a los niños.
Debido a las altas temperaturas diurnas, los españoles tienen una rutina diferente a la que estamos acostumbrados en Europa central. A la comida le sigue una siesta y la verdadera vida empieza por la tarde, cuando bajan las temperaturas. Las familias españolas no suelen cenar hasta alrededor de las 10 de la noche.
«Esta costumbre permite a todos los miembros de la familia compartir tiempo juntos a la mesa, a pesar de los compromisos laborales o escolares». Los niños participan así en la vida social de los adultos desde una edad temprana.
Los padres españoles suelen dar más libertad e independencia a sus hijos. Animan a los niños a participar en distintas actividades y a aprender de sus propias experiencias. Este enfoque fomenta el desarrollo de las habilidades sociales y la autoestima.
En las familias españolas es habitual expresar el amor y el afecto a través del contacto físico, como abrazos y besos. Esta apertura en la expresión emocional refuerza el vínculo entre padres e hijos y contribuye a los sentimientos de seguridad y amor.
El enfoque español de la crianza de los hijos se basa en fuertes lazos familiares, el énfasis en pasar tiempo juntos y el fomento de la independencia de los niños. Este modelo puede inspirar a los padres de otras culturas a implicar más a la familia en la crianza y a crear un entorno de amor y apoyo.