Una persona puede tener problemas hepáticos por muchas razones. La mayoría de las veces, la gente los asocia inmediatamente con el consumo frecuente de alcohol. Sin embargo, incluso quienes prácticamente no beben alcohol pueden tener resultados de salud muy similares y luchar contra las enfermedades hepáticas. Esto se debe a varias razones.
La enfermedad del hígado graso no alcohólico (también conocida por las siglas NAFLD) es la enfermedad hepática crónica más frecuente. Afecta al 24-30% de la población y, por desgracia, puede alcanzar hasta el 80% en individuos obesos. El hígado graso es un asesino que se manifiesta gradualmente, pero si no se trata a tiempo, conduce a complicaciones muy graves.
La enfermedad hepática no es algo que afecte sólo a los alcohólicos. Puedes ser un completo abstemio, pero si no llevas un estilo de vida saludable, pasará una factura importante a estos órganos internos. La dieta es esencial. Las personas que consumen alimentos excesivamente azucarados y grasos se están exponiendo a problemas relacionados con el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina.
Sin embargo, además de una alimentación sana y ejercicio regular, también es importante evitar el estrés. El estrés crónico provoca desequilibrios hormonales. Esto afecta al metabolismo, el cuerpo desarrolla resistencia a la insulina y, por desgracia, inflamación. Todo ello favorece el almacenamiento de grasa en el hígado.
Además, si una persona está nerviosa, tiende a comer alimentos que la calmen. Y normalmente se trata de alimentos dulces o grasos. Pocas personas comen fruta cuando están estresadas.
Las personas con problemas de salud mental suelen tomar antidepresivos y otros fármacos. Aunque éstos ayudan a lidiar con el estrés, a menudo están detrás del aumento de peso que perjudica al hígado. Además, los propios fármacos a veces mencionan el daño hepático como efecto secundario si se toman a largo plazo.
Por ejemplo, la amitriptilina en el 10-12% de los casos puede provocar un aumento de las pruebas hepáticas. Aunque el daño hepático grave es raro en este caso, en combinación con el estrés y el aumento de peso, el hígado está realmente ocupado en el cuerpo y, a menudo una persona puede sufrir de enfermedad hepática.
Así pues, aunque evites el alcohol, no es el único enemigo que puede atacar a tu hígado. Intenta llevar un estilo de vida saludable, deja los alimentos azucarados y grasos fuera de tu dieta, haz ejercicio regularmente. Además, presta atención a tus horarios de sueño, sal entre la gente, evita el estrés. Consulta a tu médico antes de tomar cualquier medicamento y toma precauciones.